Mapa de música…
Carlos Oquendo de Amat
Aún no puedo creer la noticia: Dolores
O'Riordan ha partido a donde se vive sin sombra. Quienes vivimos la década de
los 90 aquí en el Perú, recordamos que eran tiempos difíciles, terribles: el
terrorismo que nos desangraba, el gobierno corrupto de Fujimori y su mafia que
todo lo embarraba... Años difíciles y desesperanzadores.
Para escapar de la oscuridad que
parecía envolverlo todo, muchos nos aferrábamos a la vida escribiendo, el poeta
chileno Enrique Lihn alguna vez lo dijo: “Porque escribí porque
escribí estoy vivo”. La Poesía como sinónimo de vida, como signo de lucha, de
resistencia: y así sobrevivimos cuando todo no era más que aviso de muerte
y no exagero, quienes vivimos esa época lo recordamos, lo llevamos como una
cicatriz que nunca ha de desaparecer.
Pero no había que rendirse, entonces
decidimos resistir, decidí no sucumbir. La poesía, los libros, los amigos, la
familia, los ideales inclaudicables y... la música. Sus sombras protectoras nos
alimentaban y nos daban esas fuerzas necesarias. Y ahí estaba, entre varios,
The Cranberries, dándonos nuevos aires para continuar con la brega diaria de
enfrentar un presente negro y triste.
Yo
empezaba, entonces, lo recuerdo, mi labor de profesor de Literatura (años de
aprendizaje, ya no en una carpeta, sino en el mismo campo). Regresaba en las
tardes, casi noches, a casa, rendido y curiosamente entusiasmado de compartir
varias horas de mi vida con jóvenes que no necesariamente tenían deseos de
estudiar. Entraba a mi cuarto, encendía un negro minicomponente Sony (que hasta
ahora conservo) y escuchaba la voz particular de Dolores como señal de vida y
no exagero.
Al poco
tiempo, cuando cada vez estaba más cerca la caída de Fujimori y su entorno, una luz diferente cubriría mi vida de
esperanza y de una alegría que me haría ver la vida con otros colores:
aparecería de manera natural como el viento entre las ramas Rita, my love. Nuevos paisajes se dibujaban en
mis ojos, en mi vida. Luego llegaría mi hija y en mi casa (ya no la de mis
padres) hubo, desde entonces, nuevas flores y aromas que escapaban a lo ya
conocido. Como se ve, dos razones más que suficientes para vivir, para seguir
viviendo, me llegaron en medio del lodo que significó esa década.
Los años
han transcurrido, Fujimori escapó cobardemente, luego de años fue capturado, juzgado
y condenado a prisión como acto de justicia y no de venganza ni de persecución
política. Hace algo más de un mes, un presidente vestido
de mentiras lo liberó, dizque para construir, pisoteando el dolor de los
deudos, la reconciliación. No todo está dicho y habrá que salir nuevamente a las calles, como en los viejos tiempos…
Días después ocurrió la muerte de Dolores, la fatal noticia que motiva estas líneas y que abrió el territorio de los recuerdos, algunos dolorosos, pero que ayudaron a construir nuestras fortalezas y el espíritu indoblegable que nos gobierna.
Días después ocurrió la muerte de Dolores, la fatal noticia que motiva estas líneas y que abrió el territorio de los recuerdos, algunos dolorosos, pero que ayudaron a construir nuestras fortalezas y el espíritu indoblegable que nos gobierna.
A pesar de
esta tristeza por la partida de Dolores O'Riordan, escucho su música y se me
humedecen los ojos ya no de pena, sino de esa alegría sin nombre que te
proporciona una buena película, un buen libro, una buena canción como de The
Cranberries en la voz de la gran Dolores O'Riordan.
Que los
dioses iluminen tu nueva senda, los que aquí quedamos, te celebramos
escuchándote.
Continuará…
Morada de
barranco, 31 de enero de 2018.
Despertar, leer su blog y esperar con muchas ganas una siguiente lectura. Concuerdo en varias cosas, profesor. Una vez más, esperare una siguiente publicación. Saludos para usted y su familia.
ResponderEliminarPd: Su amigo Fernando C. G.
Gracias, Fernando, por tu comentario. Espero que sigas visitando esta humilde bitácora y encontrarme siempre con palabras tuyas. Un abrazo, amigo.
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